En esta oportunidad me saldré un poco del esquema del blog, pero encontré necesario publicar una pequeña reflexión que lleva dando vueltas por mi cabez hace días. Después de todo parte de mi pensamiento me lo ha dado los viajes.
Cada vez quedan menos lugares naturales en el mundo que son protegidos para que no sean destruidos por intereses económicos. Cada vez hay más gente que dice interesarse por estos lugares y asiste a ellos para recorrerlos y decir, "yo estuve ahí", "yo llegué a la cima", "yo estuve en tal Parque", pero lamentablemente me ido dando cuenta que estas personas se engañan a sí mismas y sólo se encargan de mantener su mente tranquila, pero sus actos no hacen mas que seguir contribuyendo a la destrucción de lo poco que nos queda hoy en día.
Me explico. Hace un par de semanas conversando con una conocida, me contaba que hace algún tiempo había subido con su papá y hermano al
Cerro La Campana y después de mucho andar llegaron triunfantes a la cima de éste. Yo muy contento escuchando su relato porque lo disfrutó realmente, caminar por los senderos repletos de vegetación, escuchar y ver a los pájaros, observar cursos de agua, cruzarse con pequeños animales, etc. Todo bien hasta que me contó que una vez arriba, habían escrito con pintura sus nombres en un roca. La cima de este cerro está repleto de grandes rocas, para muy pesar mío y de muchos otros, la mayoría pintadas. La escena es desconsoladora y tu te preguntas "¿¡¿pero cómo?!?". No son rocas que se puedan limpiar sin quedar marcadas, no son rocas disponibles para la estupidez de la gente, son rocas que le pertenecen a un cerro que cada vez se estropea más sin poder defenderse, como sucede con el resto de la naturaleza en el mundo. Como a la humanidad no le ha bastado con destruirse a sí misma, busca otros medios para desquitarse, un hecho lamentable.
El domingo recién pasado llegué por segunda vez a la cumbre de La Campana, y no quise pasar como si nada y dedicarme a ver solo el alrededor (Océano Pacífico, Planicies Litorales, Cordillera de la Costa, Valle Transversal y Cordillera de los Andes), sino que observé detenidamente lo que la incultura hace, aunque cada vez se transforma más en la cultura de este país. Lo mucho y poco que tenemos se va perdiendo por simples descuidos. Conciencia ecológica en las personas resolvería muchos de los graves problemas que nos aquejan hoy en día.
Aún tengo esperanzas en aquellos que sí hacen algo por que todo sea mejor y cuidan lo que les da vida.
pd: les debo la foto...